FALSA ENSOÑACIÓN

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Contaba la leyenda que entre tus cabellos perdería el aliento,

que mis dedos se derretirían conociéndote,

y mis ojos saborearían en tu espalda el reflejo de la noche.

 

Decían los cuentos que mi voz acariciaría tu vientre.

Que en cada palmo resonarían las primeras luces del día

sin importar cuantos rayos atravesaran las sábanas.

 

Hablaban las viejas voces, gritaba el deseo y cantaba la ficción.

Recitaban las miradas, susurraba el anhelo y disertaba la razón.

Tiempo al tiempo, lento y sin detención.

Sombras e intuición.

 

Sin embargo, rompe el día y el relato ahoga sus versos.

Las voces callan, los rayos queman y los ojos se cobijan en la almohada vacía.

Necia la leyenda que auguraba verdad en sólo un vendaval,

ese que viene y se va, sin siquiera, poderlo alcanzar.

El pelo enmarañado, las manos deshabitadas y las pupilas mojadas.

Eras espejismo y nada más.

 

Polvo ardiente y humo al viento.

¡Amaina!

Que la lluvia sofoque el rescoldo y el aúllo acalle.

Iluso poeta y tachones al tintero.

¡Remienda!

Que la novela reescriba y las palabras sequen.

¡Suspira! ¡Tropieza! ¡Levanta!

Que la leyenda cuente y la huella alivie.

 

 

Fotografía: instagram @sarah.gu.le

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