Al borde del camino
cantaba la zumaya,
do’ Clara en lirios de cuna
se hallaba recostada.
Al borde del camino
cantaba la zumaya,
do’ Clara en lirios de cuna
se hallaba recostada.
En lo alto del Mártir y hace siglos
dejáronse de oír cuchillos.
Que su gente cambio el oficio,
tomando a labor poteo, pintxo y vino.
Que de tanto suspirar,
alzó el vuelo sin permiso.
Regando duquelas por mar.
Que de tanto suspirar.
Sarah
Foto: @sarah.gu.le
Si fuera cierto que eres tú,
daría el jazmín por hallado.
Que en mi mano no hay vergel
que por tu flor no haya velado.
Tal vez la mirada de Venus,
la lluvia en el tejado,
la espuma de las olas,
o la arena en la toalla.
Contaba la leyenda que entre tus cabellos perdería el aliento,
que mis dedos se derretirían conociéndote,
y mis ojos saborearían en tu espalda el reflejo de la noche.
Dicen por ahí,
que alguien nos observa.
Que su ojo capta cada aliento sin dar lugar a la fuga.